Mis Raíces, Mi Tierra.  

Al noroccidente del caribe colombiano; una ciudad llamada Montería, me vio nacer. Crecí comiendo arroz de coco, mote de queso, caldo de res, enyucado, machucado de plátano, queso fresco, buena variedad de comida marítima, frutas tropicales al por mayor, y entre otros. Montería fue mi paraíso al crecer, la tierra que me dio de comer, y me enseñó a soñar más allá de sus fronteras y del país mismo. Desde mi infancia siempre he sido una persona curiosa y deseosa de aprender acerca de otros lugares y culturas, lastimosamente, mi cultura nunca me llamó la atención y considere mi propia ciudad como una tierra pequeña y escasa en recursos para saciar mi sed de conocer e ir más allá de mi entorno. Fue por eso, que al terminar mi bachillerato me embarque en la aventura de venir a los Estados Unidos de América a estudiar otro idioma y a aprender acerca de otra cultura; fue como escarbar un hoyo grande en el suelo colombiano que me nutrió por dieciocho años y sacar mis raíces para plantarlas en un terreno que no es tropical, sino que me iba a enseñar a vivir mi vida en estaciones, en vez del eterno húmedo verano en el que mi vida había sido concebida.  

La admiración por la arquitectura antigua siempre me ha acompañado, algunas amistades sabiendo mis gustos me han recomendado ir a Francia o a España, ya que estos países gozan de hermosa arquitectura antigua, ¡solo imagino lo hermoso que debe ser! Pero mientras espero visitar estos lugares, Nueva York, ha forjado mi carácter para experimentar el mundo, para ser una ciudadana del mundo. Mientras el territorio colombiano nutrió mi amor por el mundo y otras culturas, el territorio y cultura estadounidense me han enseñado a ser parte de otros lugares sin aun haber pisado pie en ellos, especialmente teniendo el privilegio de vivir en Nueva york, que es cuna de muchas razas y lenguas alrededor del mundo. Experimentar esto ha sido de asombro y alegría a la joven Susana que ahora asienta sus raíces como una joven adulta en un país extranjero.

A pesar que nunca valore mi cultura estando en Colombia, estos años que he vivido en USA me han enseñado la riqueza de mi gente y de mi tierra, ya que he sufrido la ausencia de ella. Ahora vivo con la convicción de llevar la alegría y la fuerza que caracteriza a mi raza costeña con la dicha de venir de una rica tierra a donde quiera que mis pies me lleven de ahora en adelante, ya sé de qué están hechas mis raíces. Raíces con identidad, fuertes para sobrevivir el suelo norteamericano y cualquier otro suelo en el que sean plantadas.  

Tal vez mi amor por la arquitectura antigua europea viene de mis antepasados que un día salieron de Europa, mis antepasados por parte paterna son una hermosa mezcla de franceses y españoles que al llegar al Nuevo Mundo se mezclaron con los indígenas y los africanos. Por parte materna somos una mezcla vibrante de españoles, africanos, e indígenas. Ahora más fuerte que nunca, mi corazón late por otras culturas, lenguas y países. No obstante, el desarrollo de mi pasión y de aprender quien soy no hubiera sido posible sin mi conexión con la tierra que me vio nacer y mi cultura, mis antepasados y las circunstancias que los llevaron a vivir en Colombia, para que un día mi padre naciera en la ciudad de Montería y mi madre en Planeta Rica. Para que mis antepasados nacieron en lugares que nunca he conocido como: Ciénaga Redonda, Los Palmitos en el municipio de Sucre, Sahagún Córdoba, Bretaña en Francia, Pastrana en España, y el hermoso continente africano. Estos son lugares que llevan mi nombre, ya que alguna vez en el pasado, mi semilla transitaba en la sangre de mis antepasados. Mi conexión con Montería y la tierra que vio nacer a mis antepasados es mi base para vivir con identidad en la ciudad diversa en la que ahora vivo, Nueva York, donde cada día lucho por nutrir más mi intelecto para vivir y servir a otras culturas, ya sea aquí, o en sus países de origen. Mi ciudad de origen cuido mi sueño de viajar y aprender otros idiomas, la ciudad en la que vivo, me capacita para cumplir ese sueño, y el mundo en el que vivo, me ofrece vivir ese sueño.